Amor al Arte
sábado, 25 de octubre de 2014
EL ÁRBOL ENCANTADO
Alicia, era una niña que vivía
junto a su hermana Aurora en un orfanato que estaba en un pueblecito muy
alejado de la ciudad, vivían allí desde hacía mucho tiempo y convivían con
otras niñas. Todos los días esperaban
ansiosas la media noche para asomarse a las ventanillas de sus habitaciones que
estaban en el segundo piso y observar algo fuera de lo normal que ocurría todas las noches bajo un gran árbol situado a
unos metros de el orfanato; luces, música, gritos de festejos, era lo que las
niñas contemplaban cada vez que el reloj daba las 12:00 am, todas excepto una
de sus amigas, Camila quien se mostraba recelosa.
Una noche en particular Alicia le dice a su
hermana que salga de la casa para ir a la fiesta, ver las hermosas luces y
escuchar de cerca la música que tanto disfrutaban. Aurora muy entusiasmada le
propone ir juntas a tratar de convencer a las demás. Es así como todas muy
emocionadas accedieron sin pensarlo, mientras Camila, que era la mayor y la que
tenía mas tiempo en el orfanato no estaba de acuerdo, ya que una de las monjas
que cuidaban en el orfanato le había contado que no debían acercarse nunca a
ese árbol.
``Dice una antigua leyenda, que quien se
asomara a ver, cuando media noche sea, encantado quedaría, por lo que allí encontraría,
música, juegos, belleza inimaginable, y todo lo que a su mente le pareciera
admirable, hasta que el reloj marcara las 6:00 y desde allí jamás lo volverían
a ver´´
— No
seas tonta, deja de ser tan miedosa— dijo Alicia.
Todas esperaron a que se
hiciera la hora indicada para salir, cuando el reloj marcó las 12:00 am. se fueron a escondidas. Al llegar se llevaron
una enorme impresión, una gran puerta abierta las esperaba al pie de el árbol; juegos, dulces, música, regalos, todo lo que
pudieran imaginar. Estaban fascinadas por estar ahí, todas se divertían mucho
mientras Camila observaba escondida desde la puerta, cuando de repente al
amanecer la gran puerta comenzó a cerrarse quedando todas atrapadas dentro del
árbol.
Al ver lo que ocurría Camila
corrió lo más rápido que pudo hasta el orfanato a pedir ayuda, al llegar se dio
cuenta de que la monja que le había dicho que no se acercara al gran árbol sonreía
y le dijo.
—Me alegro de que hayas logrado regresar.
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